Según las cifras oficiales de la ejecución presupuestaria al cierre del primer semestre de 2017, el Gobierno de la Ciudad volvió a quedar en el debe en uno de sus principales caballitos de batalla: la...
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Según las cifras oficiales de la ejecución presupuestaria al cierre del primer semestre de 2017, el Gobierno de la Ciudad volvió a quedar en el debe en uno de sus principales caballitos de batalla: la urbanización de villas. Allí, hubo fuertes subejecuciones, lo mismo que en Infraestructura escolar.
La contracara del discurso oficial del Gobierno de la Ciudad resulta evidente a la luz de números oficiales concretos. Es que, del dicho al hecho, hay un largo trecho. Y las cifras provisorias de la ejecución presupuestaria de la primera mitad de 2017, a las que tuvo acceso Qué, desnudan ciertas contradicciones en el seno del Ejecutivo porteño, que mientras puertas afuera se vanagloria con consignas que promueven procesos de integración social y urbanización de zonas relegadas, en los papeles, la realidad corre por otros rieles.
El acceso a la vivienda es una de las áreas que más flaquezas presentan en las partidas presupuestarias de varios programas. Una ejecución bastante aletargada, que navega en contra de algunas premisas políticas emprendidas públicamente por Horacio Rodríguez Larreta durante su año y medio de gestión al frente de la Ciudad.
Incluso, en la ampliación presu-puestaria aprobada en la Legisla-tura capitalina semanas atrás, de una suma que ronda los 12 mil mi-llones de pesos, se contemplaron altos montos para urbanización y mejoramiento de las villas.
Los números publicados por el ministerio de Hacienda porteño son elocuentes. Allí se destaca que el Instituto de la Vivienda (IVC), cuyas riendas maneja Juan Ignacio Maquieyra, ejecutó solamente el 13,53 % de sus montos totales: erogó 957.339.568 de 7.070.849.716 pesos asignados. De ese organismo dependen algunos programas sociales, entre los que se destacan Colonia Sola y Mejor Vivir, que no devengaron ni un solo peso en los primeros seis meses del año.
Después, el tópico Reintegración, Integración y Transformación de Villas, ejecutó un 6,51 % de su caudaloso presupuesto anual, que su-pera los 3.000 millones de pesos, mientras que el ítem Rehabilitación La Boca gastó un 9,29 % de los casi 187 millones que tiene a disposición. El combo se completa con el programa Rehabilitación Conjuntos Urbanos, que desembolsó casi 80 millones de pesos de una partida total que asciende a $ 1.108.919.501, es decir, que ha devengado un 7,18 %.
En contacto con Qué, desde el IVC, explicaron que las ejecuciones más fuertes “vienen después de la segunda mitad del año”, por lo que habrá que esperar al cierre del tercer trimestre de 2017 para saber si, efectivamente, el organismo presentará números acordes para esa altura. En ese sentido, por esta época, se es-tima que el ideal de ejecución presupuestaria debiera rondar el 45 o 50 por ciento.
Al respecto, el legislador porteño y primer candidato del Frente de Izquierda a diputado nacional por la Ciudad, Marcelo Ramal, disparó: “Es algo que no nos extraña. Yo mismo he visitado varias villas donde se ve claramente que no hay un trabajo de fondo, sino que los arreglos que se llevan adelante tienen un carácter cosmético y superficial”.
En esa línea, agregó: “En el caso de la Villa 20, se avanzó en las nuevas construcciones ubicadas en el barrio Papa Francisco, pero no así en la urbanización de la propia villa, donde los trabajos están sin comenzar”.
Ramal añadió que “en la Villa 31 sucede lo mismo. Vemos que se coloca-ron algunas estructuras metálicas que serían una corrección superficial de algunas viviendas, pero no se ven obras de fondo. Todo esto explica la subejecución”.
AULAS, LA ETERNA DEUDA
El Ministerio de Educación porteño, por su parte, presentó una ejecución general adecuada (47,08 % de su partida presupuestaria). Sin embargo, la cartera que conduce María Soledad Acuña volvió a mostrar flaquezas en algunas áreas que son clave. En el programa de Infraestructura Escolar se advierte subejecución. Se gastaron 372.082.339 de 1.079.934.099 pesos, es decir, el del 34,4 %; mientras que, en los valores correspondientes a Asistencia Alimentaria y Acción Comunitaria, las cifras llegan a un 22,7 % ($ 507.744.818 erogados de una partida total que asciende a $ 2.235.998.771).
En otro orden, y como su-cedió al final del primer trimestre, la tendencia no se replica en el ítem de Educación de Gestión Privada, que presentó números perfectos de ejecución: 53,15 %.
Más allá de eso, el Gobierno porteño, en general, continúa con un paso cansino en materia de ejecución presupuestaria. Es que, si se tiene en cuenta el total de los organismos y dependencias de la Ciudad, el monto devengado llega a los 86.736.005.773 pesos. Ese número representa el 41,83 % del presupuesto porteño, que alcanza la suma de 207.350.263.524. Un porcentaje casi idéntico al presentado al cierre del primer semestre del año pasado.
En ese mismo marco, el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte, cuya conducción está a cargo de Franco Moccia, es la cartera que presentó cifras más flacas: ejecutó el 32,7 por ciento de su presupuesto. Y como contrapartida, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, que maneja Eduardo Macchiavelli, fue el que más devengó, con un 57,4 % respecto a su presupuesto.
Por lo demás, y a pesar de presentar un gasto general aceptable, existen varias áreas y dependencias con fuertes subejecuciones (ver cuadros aparte), lo que posiciona al Gobierno porteño, una vez más, bajo un manto de sospecha en torno a la correlación del discurso que pregona con lo estrictamente puesto en práctica a lo largo del año y medio de gestión de Rodríguez Larreta.