Guillermo de Maya, quien a fines del año pasado asumió la presidencia de la UCR Capital en lugar de Emiliano Yacobitti, accedió a un mano a mano con Qué y analizó el paño de la política nacional y porteña.
-¿Qué balance hace del 2017?
-Fue un año muy positivo. Pudimos instalar una candidatura alternativa como la de Martín Lousteau, pese a que no tuvimos el camino allanado, porque nos tiraron el aparato del Estado por la cabeza. Competimos con el Gobierno de la Ciudad, cuando nosotros queríamos plantear una alternativa de parecidos, un Cambiemos con un perfil más socialdemócrata, y que pueda estar preocupado, ya no por una grieta, sino por el hecho de que hay mucha gente que tiene muy poco, y muy poca gente que tiene mucho. Aun con los inconvenientes que tuvimos, pudimos acomodar el cuerpo y renovar las bancas en Diputados y en la Legislatura.
-¿Por qué tomaron una actitud contra Lousteau desde el oficialismo?
-Porque no les gusta competir con los parecidos, que pueden hacer que vos no seas la suma del poder público y tengas que compartir con otros tus pensamientos y conducción. Hay gente que no acepta que la política es algo gregario. Piensan que la política es cuestión de jefaturas: yo mando y doy la orden.
-¿Cuáles son las diferencias entre la UCR y el oficialismo?
-Son casi filosóficas. Nosotros no somos una empresa con un CEO. Somos un partido político. El PRO en la Ciudad no comprende la democracia sino en términos de gestión de una empresa.
-¿Cree que habrá Cambiemos?
-Se puede conformar. Pero no vamos a aceptar un Cambiemos tutelado. Parece que Macri habló con Larreta para habilitar a Lousteau, y muchos funcionarios salieron a decir “bueno, vamos a ver cómo se comportan los radicales”. Nosotros no estamos dispuestos a que nos vengan a medir con la vara para ver cómo nos comportamos. Sí estamos dispuestos a presentar las mejores leyes y a colaborar en lo mejor que podamos. Pero esa política del “vamos a ver cómo se comportan” creo que está mal.
-¿Cómo analiza la gestión de Rodríguez Larreta?
-Pasará a la historia como algo de lo más eficiente en términos electorales. Es una máquina electoral. Se va a tomar un cafecito y a vos te llega la información a tu Facebook de que se va a tomar un cafecito a tu barrio. Eso es porque tienen montada una estructura millonaria que se está dedicando a eso, los big data. El Gobierno de la Ciudad fue el primero que lo aprovechó. Es una micropolítica que no nos permite discutir lo importante. Porque mientras se invierten millones en eso, que es un sistema exitoso y electoral, no se discuten cuestiones de mayor relevancia.
-¿Y qué lugar ocupa Larreta en la política?
-Como dirigente político, Larreta es un gran empresario. Tiene un ego, una autoestima y una voluntad de jefatura muy empresaria y poco democrática. A Larreta lo veo tan populista como lo que criticó.
-¿Cómo cree que se presentará el paño político electoral en 2019?
-Habrá mucho en juego. El que piense que sólo se juega la continuidad de Macri, tiene una mentalidad muy estrecha. En 2019 puede llegar la política de los acuerdos. No puede existir más la consigna de “voy a ganar yo porque, si no, vendrán Cristina y los bárbaros”. Las cosas se acomodan en el debate y en la construcción de mayorías y minorías.
-En ese marco, ¿cuál será el rol de la UCR?
-Eso se va a debatir durante todo el 2018. Hay quienes creen que ya se podría recuperar un
radicalismo de una manera autónoma. Otros creemos que no, que hay que seguir participando de frentes más republicanos, que puedan contener pactos comunes. Lo que no se va a aceptar es que sea una alianza parlamentaria.
-¿Y qué será entonces?
-Necesitamos una alianza de Gobierno. Eso Macri lo va a comprender. Debatiremos en el marco de las PASO. No debe ser una alianza solamente entre Macri y la UCR, sino que debe integrar a la Coalición Cívica, al socialismo, al PJ, y ser una mesa amplia con diversos espacios. Necesitamos formularla ya.
LA NOTA COMPLETA, EN LA EDICIÓN #174 DE REVISTA QUÉ |
