Revista Qué
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En el segundo trimestre de 2017 la indigencia alcanzó el 3,7% y la pobreza, el 16,20% de los habitantes de la Ciudad. El 34,21% del total de la población se encuentra catalogado como sector medio frágil o peor, es decir como indigentes, pobres, no-pobres vulnerables o sector medio frágil, con ingresos insuficientes para cubrir la CBT.
El 28 de diciembre el Gobierno subió la meta inflacionaria para este año del 10% al 15%, pero las 35 proyecciones incluidas en el nuevo informe Focus Economics Consensus Forecast-LatinFocus -importante consultora económica internacional-, revela que los bancos y las consultoras prevén una suba de los precios del 18,6% en promedio. De este modo, el titular del Consejo de Organizaciones Sociales expresó: “Nos preocupa que el Gobierno desarrolle políticas públicas con estimaciones que no parecen verificarse ¿Cómo se puede bajar la pobreza con diagnósticos inciertos?”.
Según datos publicados por el Ministerio de Trabajo se anotaron 73.300 nuevos monotributistas que representan el 16,21% de un total de 12.337.700 trabajadores registrados (info a noviembre 2017). Cabe destacar, que las condiciones laborales en las que trabaja un/a monotributista implican una situación de precarización ya que no acceden a los derechos que debería tener todo trabajador/a (vacaciones pagas, aguinaldo, aportes jubilatorios, etc.). “Entonces, ¿Corresponde clasificarlos como trabajadores registrados sin hacer mención de ninguna salvedad?”, se preguntó Baigorria.
En este sentido, los monotributistas sociales, que representan un 27% del total, se encuentran doblemente vulnerados, ya que, por un lado no acceden a los derechos de todo trabajador/a formal y, por otro, no llegan a cubrir los gastos de la Canasta Básica que además aumenta preocupantemente en mayor medida que la inflación (+1,6%).
“Es un mito afirmar que las personas que se encuentran en situación de pobreza no desarrollan ninguna actividad. Por el contrario, tienen emprendimientos familiares/cooperativos, realizan changas y otros trabajos informales, y aún así, no les alcanza. Entonces, se inscriben en el Registro de la Economía Popular (Ley 27.345) y luego en el monotributo social para poder cobrar el Salario Social Complementario. Por lo tanto, ¿Se los puede catalogar como trabajo registrado? ¿Este tipo de registro es sinónimo de inclusión social?”, reflexionó Baigorria.
Al respecto, Baigorria concluye: “Este aumento de la canasta básica supera ampliamente el incremento de los sueldos. Está enmarcado en un contexto económico muy inestable, que enciende graves señales de alarma. De continuar esta tendencia, 34,21% de la población porteña puede ver afectada su condición de un momento a otro y pasar a ser “pobre” cuando antes no lo era . Es una pobreza líquida y en constante movimiento, inmersa en una marea estructural: esta es la pobreza de la que lo se habla.