Como contó
Revista Qué,
un escándalo de proporciones se esconde en las entrañas de la Ciudad: la existencia de material cancerígeno en formaciones de la línea B de subtes es el disparador. Pese a las reiteradas denuncias hechas por los metrodelegados, el tema resurgió sólo después de conocerse la muerte por asbestosis -un tipo de cáncer- de un segundo trabajador del Metro de Madrid.
Esta vez, Metrodelegados volvieron a denunciar al Gobierno porteño por la compra en 2013 de formaciones para la línea C a Japón ya que las mismas contienen asbesto tanto en la cabina de conducción como en los asientos de los pasajeros. El amianto fue prohibido en 2001 no permitiendo importar nada que lo contenga.
“Este tren igual que el CAF 500 fue comprado de forma ilegal porque tenía amianto y se compró cuando estaba prohibido. En el 2013 también compraron, esta vez a Japón, compraron trenes con asbesto para que circulen la línea C”, explicaron en la conferencia de prensa.
“Ayer nos llegaron los estudios de la Universidad del Sur de los componentes con amianto en la cabina y en el salón debajo de los asientos. Obviamente exigimos que todos los trabajadores que han trabajado en esa cabina ingresen al Registro de Agentes de Riesgo, que es un monitoreo de salud que le tienen que hacer hasta el último día de su vida”, indicaron.