El enojo de Máximo por las restricciones: distanciamiento de la juventud y aire para los intendentes Pro
El jefe de La Cámpora se diferencia de las medidas del gobernador Axel Kicillof. Las ve como un obstáculo para capitalizar iniciativas como la legalización del aborto y que, además, potencian a figuras como el intendente de General Pueyrredón, Montenegro.
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Con cada vez un mayor protagonismo en la política provincial y ante la posibilidad latente de conducir el Partido Justicialista (PJ) de la provincia de Buenos Aires, el diputado nacional Máximo Kirchner no oculta su enojo por las restricciones a la circulación y a actividades recreativas y comerciales implementadas desde esta semana por el gobernador Axel Kicillof.
“Está caliente”, reconocieron a La Tecla Mar del Plata fuente del peronismo respecto al estado de ánimo jefe de La Cámpora, quien consideró fuera de timing las restricciones y el discurso que apunta fuertemente hacia la presunta responsabilidad de la juventud en el crecimiento de la curva de contagios.
Tras lograr la histórica sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en diciembre, que recoge una construcción de años del movimiento feminista en Argentina con una fuerza militante nutrida principalmente de la juventud, el dirigente K cree que el enfoque en las fiestas clandestinas de jóvenes “tapó” el “logró” de la legalización del aborto.
Luego de un 2020 con caída de los principales índices económicos, en una crisis que afecta fundamentalmente a los más jóvenes, la marea verde emergió como la iniciativa más fuerte en el plano de lo ideológico para ese sector donde, creen en el kirchnerismo, se alimenta su fuerza militante.
No solo eso, sino que además de “limar” la base social y electoral del gobierno, la línea bajada desde La Plata le da aire a intendentes Pro con fuerte referencia en medios nacionales, como los caso del pinamarense Martín Yeza y el de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro. Kirchner está convencido que posiciones más contemplativas como las que esgrimen los jefes comunales amarillos, al poner el foco en los protocolos y no en el aspecto represivo, empalma con mayor sintonía en el sector al que se busca interpelar. Todo ello por no considerar la innumerable cantidad de comerciantes y trabajadores vinculados a los rubros turísticos que ven peligrar el futuro de la temporada.
Algo similar había ocurrido en diciembre cuando se dio a conocer el “acuerdo institucional” entre el gobierno municipal y Acción Marplatense, que no estuvo exento de una lectura en clave política. Precisamente, las repercusiones llegaron hasta la Casa Rosada donde le reprochan a Fernanda Raverta el distanciamiento con Gustavo Pulti, un potencial aliado del albertismo. “Esto demuestra que se puede construir en alianza con el pultismo, tuvimos la oportunidad y no la quisimos aprovechar”, reconocieron fuentes gubernamentales a La Tecla Mar del Plata.
El propio Kicillof acusó recibo y en su paso por Santa Clara intentó morigerar su discurso. “La enorme mayoría está cumpliendo las reglas, particularmente los jóvenes, que son conscientes de que el sacrificio personal es también un acto de solidaridad colectiva; es mentira que el problema son los jóvenes”, expresó el gobernador tras el nuevo encuentro con los intendentes, en un mensaje directamente dirigido a los que en un el kirchnerimo consideran un sector social propio, al cual hay que contener y no estigmatizar.