Complejas relaciones internas en la unión que nació desunida
La coalición de gobierno enfrenta el desafío de una elección difícil en medio de feroces disidencias puertas adentro, que se tratan de suturar pero dejan cuentas pendientes. Las sociedades, las peleas que se agravaron y los cuestionamientos poscierre de listas
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Por Hernán Sánchez y Andrés Sosa
Inmediatamente después de la confirmación de la fórmula Massa-Rossi, la propia Cristina Fernández encaró una ronda de reuniones -con sus respectivas fotos- para comenzar a suturar las heridas, que esta vez fueron más profundas, por la desprolijidad con la que se confeccionó el esquema del oficialismo. Y le pidió a Sergio Massa que hiciera lo mismo, con el punto cúlmine en el forzadísimo encuentro del ministro con Daniel Scioli. La galería de imágenes y el mandato de que “ahora tenemos que tirar todos del mismo carro para retener el Gobierno”, lejos está de atemperar los ánimos que siguen caldeados, sobre todo en la provincia de Buenos aires, donde nadie parece haber quedado conforme y donde se exacerbaron viejas rivalidades.
A saber: se tensionó más la relación de Axel Kicillof con la sociedad política de Máximo Kirchner y Martín Insaurralde; esa sociedad también está apuntada por los intendentes que no abrevan en el grupo del jefe de Gabinete; por esas tensiones se cerró una inesperada alianza entre el Gobernador y Fernando Espinoza, en la que mucho tuvo que ver un ministro; en el pankircherismo, las diferencias de algunos sectores con el hijo de la vicepresidenta se exponen a cielo abierto; se profundizan las diferencias entre los peronistas del interior con la conducción del PJ y sus pares del Conurbano; históricos caciques piden renovación en el PJ; y la lista sigue.
Ni los que presuntamente ganaron tienen plena conformidad. Máximo no pudo lograr su objetivo de hacer subir a Kicillof a la carrera presidencial, ni cumplirle a Insaurralde la promesa de ser candidato a Gobernador, primero, y a vice después. De todos modos, esa sociedad está en plena vigencia y la segunda etapa de la estrategia tiene dos objetivos: uno, correr hacia Lomas de Zamora el centro neurálgico del peronismo bonaerense (en ese sentido operó el mega acto de lanzamiento de Federico Otermín) para sacárselo a La Matanza; y el otro, que Insaurralde sostenga en diciembre a uno de los suyos en la presidencia de la Cámara de Diputados (sería Juan Pablo De Jesús) con el apoyo de La Cámpora.
Con el monopolio de la lapicera en ma-nos de Máximo, la organización kirchnerista copó las listas seccionales desplazando a la territorialidad en pos de las estructuras (porque también ganó lugares el massismo). Algunos se animaron a patalear, aunque cuando ya era tarde, pero muchos guardan las facturas para cobrárselas en su momento. Será enseguida si se pierde la elección, será más tarde si se gana; pero algún día será. El rencor también opera en el peronismo. Por el momento, con el pragmatismo que los caracteriza y les permite sobrevivir y permanecer, ahora dicen: “Todos entendemos la necesidad de encarar una buena campaña y tratar de hacer la mejor elección posible”. Eso afirman los conformes y los desplazados, porque lo primero es conservar el poder, siempre. Después, en la elección se verá si todos, efectivamente, juegan como prometen que van a jugar.
“La estructura le ganó al trabajo territorial, y eso debilita en los distritos, desmoviliza a la militancia, porque los compañeros ven que el trabajo en el territorio no es recompensado porque las estructuras se llevan todo”, apuntó un experimentado funcionario del interior con oficina en La Plata.
Por fuera de La Cámpora hay una opinión casi generalizada de que el cierre fue pésimo, por la manera en que quedaron distribuidos los espacios de poder y por el modo en que se llevó a cabo el proceso. No pocos se quejaron de que los hicieron firmar sin saber el lugar que iban a ocupar en la grilla. Se apunta a Máximo Kirchner como un sembrador de vientos que puede cosechar tempestades, porque no cierra por ningún lado que un solo sector pretenda manejar el todo compensando sólo a una parte.
La Cámpora dejó de ser hace tiempo únicamente una agrupación juvenil y se espera de sus componentes otro juego en la política. Salvo excepciones, sus dirigentes no quieren, o no pueden, disputar poder territorial, ponerse al frente de una lista ejecutiva; entonces, la organización se resigna a ser una agencia de colocaciones en la Legislatura y el Congreso.
Hay quienes consideran que no se puede dejar al Gobernador afuera de la negociación por los cargos legislativos, como se lo dejó. Pero Kicillof no está tan ofuscado por eso, y también se guarda una factura pendiente de cobro. “No tenemos el concepto de ocupar lugares porque sí, no necesitamos nuestra gente en la Legislatura (aunque la tienen). Y después, que cada uno se haga cargo de los quilombos, porque al estar afuera no somos responsables de lo que pueda pasar en la relación de la Legislatura con los intendentes, por ejemplo”, apuntó alguien de la mesa chica del mandatario provincial.
No obstante, hace unos meses, Kicillof exploró el escenario legislativo para ver si podía incidir. Un miembro del gabinete, y no de su círculo más cercano, le recomendó que evitara entrar en ese barro porque ya estaba decidido quién iba a tener a cargo el llenado de las planillas seccionales y podía convertirse en una batalla pírrica. Le hizo caso, se dedicó a defender su reelección y su fórmula, y en eso no lo pudieron doblegar.
El alcalde de José C. Paz, Mario Ishii, se animó a expresar su enojo en las redes sociales y pidió cabezas. “El Partido Justicialista de José C. Paz exige la renovación de las autoridades provinciales para marzo de 2024, ya que las mismas no están a la altura de la tarea para la cual fue-ron encomendadas. Armaron las listas a dedo, a espaldas de los compañeros, sin posibilidad de ver la lista hasta el cierre de la misma y en una casa que ni siquiera era la del partido, manteniendo nuestra gran Casa Peronista a puertas cerradas para los compañeros que verdaderamente viven en la Provincia, no dándoles representación a los militantes que día a día trabajan incansablemente para todos los bonaerenses”, reclamó.
Es un sentimiento que atraviesa a muchos, aunque casi ninguno lo manifieste en público. Y es un caldo de cultivo que emerge frente a la falta de discusión puertas adentro. Circula entre periodistas un audio que un experimentado intendente del Conurbano envió a algunos de sus pares cuando todo parecía que Unión por la Patria iría a PASO entre De Pedro y Scioli.
En el mensaje, el alcalde pide que los dejen ir con las dos boletas, pero lo trascendente de esa declaración después de haberse logrado la lista de unidad radica en las quejas. “Estamos asistiendo a un panorama muy difícil, muy oscuro; están decidiendo por nosotros, y nosotros nos mantenemos ahí, sin patear el tablero”, expresa al principio. Y concluye: “En los últimos tiempos es un poco predicar en el desierto, pero espero que esta vez no sea así. Tenemos tiempo de hacer que no nos mandonéen como quieren con la complicidad de algunos intendentes, y que sea por el peronismo”.
El mensaje previo al cierre contiene esas reflexiones, que ahora otros hacen propias y son demostrativas de que, pese a las fotos, a los actos de lanzamiento unificados, al compromiso de ir todos para adelante para retener el poder, demasiadas cosas están rotas, muchas relaciones se terminaron de quebrar y el título Unión por la Patria es más una declamación que una realidad.
EL DESAFIO DEL MASSISMO El FR saca chapa con su candidato y busca ser el huevo de la tortilla
El Frente Renovador (FR) se mueve con un peso determinante en Unión por la Patria tras la confirmación de la candidatura presidencial de Sergio Massa y la profundización del acuerdo político con Cristina Fernández de Kirchner. En ese aspecto, en medio de las tensiones entre los diferentes sectores del oficialismo, se muestran conciliadores y con el foco puesto en apaciguar los ánimos.
“Sergio va a contener a todos. No está interesado en las internas. Es un gran conciliador”, manifestaron a La Tecla desde las entrañas del massismo ante la consulta sobre los rencores internos que puedan quedar después del cierre de listas. De hecho, luego de compartir un acto con Cristina, el líder del Frente Renovador se encargó se recibir al embajador Daniel Scioli en su despacho, en lo que fue una de las fotos de la semana pasada. El mensaje hacia adentro fue claro.
En territorio bonaerense el escenario se encuentra turbulento para UP, ya que varios dirigentes todavía se lamen las heridas. Además se dio luz verde para que se realicen internas en varios distritos gobernados por el peronismo, y el massismo juega su partido. Con intervenciones diferenciadas en cada municipio se prepara hacia las PASO.
“El FR está bastante preocupado en la campaña, ya. Suena a cliché, pero es verdad. Massa ya está ahí y hay que hacer todo para que se gane. En eso está no buscar internas. Solo se fue a internas donde se podía competir o donde no se podía arreglar”, comentaron desde el interior del massismo.
Hay dos casos para remarcar sobre el FR y su táctica desplegada en los municipios. En La Matanza no esconden su apoyo hacia la reelección de Fernando Espinoza, quien deberá enfrentar las PASO contra Patricia Cubría (Movimiento Evita). En tanto, en Moreno, Damián Contreras (FR) competirá en la interna contra la jefa comunal del Evita, Mariel Fernández.
Sin reclamos abiertos tras la cosecha de lugares en la Legislatura bonaerense, el massismo busca no entrar de lleno en el terreno de la disputa política interna que protagonizan el peronismo y el kirchnerismo. De este modo se centra en la acumulación política en medio del río revuelto.
REUNION MUY CALIENTE Kicillof plantó dos banderas ante Cristina y se quedó con ellas
Axel Kicillof se mueve muy có-modo en ese ideario que lo ubica como un tipo alejado de la rosca política, alguien a quien no le interesa entrar en el fárrago de la puja cotidiana del poder partidario. Pero es una imagen falsa o, al menos, distorsionada. El Gobernador hace política, con algunas pinceladas de métodos novedosos y brochazos de prácticas antiguas, como el uso de la caja para alinear en su favor a intendentes de populosos distritos y alejarlos del armado de sus enemigos internos. Algunos jefes del Conurbano pueden dar testimonio de ello.
Y cuando juega, juega fuerte. Hasta Cristina Kirchner lo vio en vivo y en directo poner pierna firme para defender sus dos banderas: primero, quedarse en la Provincia, desestimando todos los intentos de Máximo Kirchner para llevarlo a la pelea presidencial; segundo, defender la fórmula bonaerense, con Verónica Magario como vice.
El viernes 16 de junio, cuando las candidaturas de la ya bautizada Unión por la Patria estaban verdes, la reunión que mantuvieron Cristina, Axel, Máximo, Sergio Massa y Eduardo de Pedro tuvo pasajes de muchísima tensión, que Massa se encargó de contar con detalles en un encuentro con su mesa chicas pocos minutos después.
Máximo, principal (y para muchos único) interesado en esa mesa en que el Gobernador dejara la Provincia para ser el candidato a Presidente, le reprochó a Kicillof “lo único que te importa es la tuya”, frente a los planteos del mandatario provincial de que él era el único que podía asegurar el triunfo en el territorio bonaerense. “Siempre estuvo convencido de que es la mejor opción para sostener la Provincia, y eso es lo que defendió”, ratificó luego una fuente de la Gobernación.
Frente al pecheo del presidente del PJ provincial, el Gobernador le recriminó a Cristina que no controlaba las acciones de su hijo en la política bonaerense, y que Máximo ponía piedras en el camino.
La discusión subió de tono sin que la vicepresidenta interviniera, hasta que Kicillof amagó con levantarse; entonces “la jefa” intercedió. Primero encuadró al Gobernador apoyando algunas posturas de su hijo, pero le dio la derecha en que debía quedarse en la Provincia. “Nunca la mesa le pidió que sea candidato a Presidente, era sólo Máximo; si la mesa se lo hubiera pedido, y Cristina se lo hubiera pedido, Axel nunca se iba a negar, pero eso no pasó”, cuentan cerca del Gobernador, y reafirman otras fuentes de Unión por la Patria.
Después vino el capítulo Magario. El trato entre ellos estaba cerrado desde hacía tiempo, con la inclusión de La Matanza como aliada de Kicillof. Faltaba la ratificación de “la jefa” frente a los embates, también motorizados por Máximo, para que Martín Insauralde se quedara con la vice. Esa ratificación llegó el jueves previo al cierre de listas. “La fórmula, para nosotros, nunca estuvo en duda”, repiten tanto en la Gobernación como en el entorno de la vicegobernadora.
Es cierto que hubo movimientos de última hora por parte del presidente del PJ con la intención de modificar ese acuerdo, pero se debieron más a tensionar con La Matanza para asegurar la permanencia de la boleta del Evita en el distrito y sacarle a Fernando Espinoza un espacio en la nómina de senadores provinciales.
EL ARMADO EN EL INTERIOR Bronca seccional por invasiones y ninguneo a los intendentes
Los intendentes del interior están que trinan. Se quedaron sin nada en el reparto. Algunos expresaron su malestar después, tarde, cuando la moneda ya había caído. Pero no son los únicos: la mayoría de la dirigencia peronista y buena parte de la militancia despotrica contra el cierre de listas; no solo porque las nóminas quedaron monopolizadas por La Cámpora y el Frente Renovador, sino porque, además, incluyen gente de otras secciones, despreciando la territorialidad y, sobre todo, la dirigencia peronista de cada región, que en muchos casos jamás dio muestras de deslealtad.
“La bronca es cuando se empieza a saber que nos metieron gente de afuera. Siem-pre hubo colados, sobre todo en la Cuarta sección, como cuando metieron a Lauro Grande o a Miguel Funes; el tema es que ahora son dos los que nos colaron, y uno es un elefante en un baño”, se quejó ante La Tecla un dirigente de la Cuarta. Se refería a Germán Di Cesare, el diputado massista que fue intendente de General Alvarado, está en la cámara por la Quinta sección y ahora busca renovar por la región del centro oeste. La otra que se coló en esa nómina es Natalia Sánchez Jáuregui, del FE, que también es de la Quinta.
Avelino Zurro manejó la lapicera de la sección, y despreció a los intendentes peronistas, que, si bien manejan distritos chicos, quedaron relegados. En la nómina (séptimo) aparece Jorge Erramouspe, de Carlos Tejedor, pero no es un hombre de la intendenta María Gianini, sino que responde al propio Zurro. Después, los alcaldes de Alberti e Hipólito Yrigoyen recién tuvieron lugar en los dos últimos escalones de la lista, para Martín Pulero y Linda López, respectivamente. Lo demás, del mundo ultra K o del massismo.
Alberto Connochiari, el diputado exintendente de Leandro N. Alem, al que invitaron a participar de la lista para compensar un poco la territorialidad, fue uno de los pocos (quizá el único) que se negaron a firmar, porque lo ponían en el puesto 7 (lo que lo dejaba prácticamente afuera de la renovación). El sábado del cierre echaba chispas. Lo habían hecho viajar del pueblo a La Plata con urgencia, con la promesa de un puesto mejor.
La Cuarta sólo vale de ejemplo de una bronca que se extendió por todo el interior, y que en la Quinta también tuvo el aditamento de un extraseccional por la incorporación en la nómina de la massista Luciana Padulo.
Otra cuestión que no debe pasar inadvertida es que los senadores Alfredo Fisher y Francisco Durañona y el diputado Walter Abarca terminan sus mandatos en diciembre. Eran quienes más acercaban desde el peronismo las problemáticas del interior al Parlamento bonaerense, y quienes encendían alertas cuando había temas complejos para la provincia profunda. “Cada vez hay menos referentes que nos puedan defender o motorizar nuestras problemáticas en la Legislatura. Eso va a ser un problema muy grande desde el año que viene”, lamentó un alcalde.
EL QUE NO LLORA, NO MAMA El enojo desde el Conurbano y la reacción con delay de los alcaldes
El armado de las listas para ocupar bancas en la Legislatura dejó un tendal de heridos y todavía resuenan sus quejas por los diferentes rincones del territorio bonaerense. Varios intendentes del peronismo dejaron trascender su malestar con reclamos airados para con los responsables de estructurar el despliegue de fichas en el tablero.
“A diferencia de otros tiempos, el territorio no pesa nada y empieza a producirse la rebelión de los mansos. Puede ser tardía, pero hay situaciones que no se soportan más, aunque es cierto que si vos concedés, después no podés patalear”, expresó uno de los dirigentes de peso pesado con despacho en La Plata sobre el evidente desplazamiento de las listas seccionales que sufrieron los alcaldes. Asimismo remarcó que “después del cierre, todo lo que se diga es tarde”.
Añadió que “muchos se preguntan por qué no hicieron los intendentes peronistas bonaerenses lo que hicieron los gobernadores para ordenar la fórmula nacional”, y completó: “Insaurralde tiene un grupo mínimo y el resto de los intendentes no se juntan, no hacen fuerza; se fijan primero si está lo de ellos, y cuando no está ensayan algo corporativo, pero ya es tarde”.
Son en total 16 los distritos bonaerenses que gobierna el peronismo y que irán a internas para dirimir las candidaturas. Varios de ellos se encuentran en el Conurbano, y la situación no pasó inadvertida entre los principales dirigentes.
Los caciques de las secciones electorales Primera y Tercera no tuvieron una buena cosecha de cargos en la Legislatura, y en sus distritos algunos no pudieron evitar tener rivales internos. Por ello se les abre una disputa que puede significar un escollo al momento de buscar retener el mando ante los postulantes de Juntos por el Cambio.
Después del episodio de La Matanza, el municipio de Hurlingham es otro caso testigo a tener en cuenta. Allí, Juan Zabaleta (actual mandamás local) mantiene un enfrentamiento con La Cámpora y tendrá un mano a mano con Damián Selci. El camporista abrió su campaña con un acto que tuvo la presencia de Máximo y Wado de Pedro, entre otros referentes K. San Martín es otro de los ejemplos a evidenciar. Con el aval camporista, Leo Grosso irá contra Fernando Moreira.
DISPUTAS El kirchnerismo, en un laberinto y con un frente interno abierto
La algarabía del kirchnerismo estalló cuando Eduardo “Wado” de Pedro se encaminaba a ser candidato, pero se apagó rápidamente tras la confirmación de Sergio Massa como postulante. El golpe recibido trajo consecuencias hacia el interior del universo K y las diferencias internas fueron difíciles de ocultar.
Máximo Kirchner, presidente del PJ bonaerense y líder de La Cámpora, comenzó a ser mirado de reojo por sus propios compañeros tras una serie de decisiones que se adoptaron en UP. De hecho, desde el entorno de Wado dejaron trascender su malestar tras la baja de su candidatura.
Por su parte, Andrés “Cuervo” Larroque hace un tiempo que se emancipó de La Cámpora, con la formación de La Pa-tria es el Otro, sector que forma parte de un más ampliado conjunto de organizaciones, que se autodenomina Grupo Ensenada. Estos lograron colar algunos nombres en el monopolizado armado ultra K de las listas legislativas, pero muchos menos de lo que todas las organizaciones que lo componen representan. De algún modo, el resultado ya lo intuían, debido a que siempre tuvieron claro que la confección de las listas, casi con exclusividad, la tendría Máximo Kirchner.
Así, entre diferencias cada vez más pronunciadas, el kirchnerismo deberá afrontar la nueva etapa política con tensiones entre sus principales dirigentes y entre los múltiples espacios que componen ese universo político referenciado en Néstor y Cristina.
PELEA TERRITORIAL El peso del Evita en las PASO y el despliegue de su poder de fuego
Uno de los actores que jugaron un rol clave en las negociaciones de UP por las candidaturas fue el Movimiento Evita. La organización hizo valer su poder de fuego para ponerlo sobre la mesa y conseguir varios de sus objetivos. Por supuesto que tuvo que ceder algunos casilleros, pero se posiciona desafiante para lo que se viene.
Con la venia de Máximo Kirchner, el Evita logró que le dieran luz verde para participar de las PASO en La Matanza tal cual se había propuesto. Fue una ardua discusión, en la que también sobre la mesa estuvo como prenda de negociación el lugar por la vicegobernación para acompañar a Axel Kicillof, que finalmente quedó para la matancera Verónica Magario. Despejado ese camino, Patricia “Colo” Cubría le disputará a Fernando Espinoza en las primarias.
Además librarán batallas en otros distritos. En Moreno, la intendenta Mariel Fernández, que forma parte de sus filas, deberá afrontar una interna contra Damián Contreras, dirigente del Frente Renovador. Del mismo modo, en San Martín, Leonardo Grosso le disputará la intendencia a Fernando Moreira, el jefe comunal que reemplazó a Gabriel Katopodis. En Ituzaingó, Alberto Descalzo ejerció presión para que se bajara la lista de Natalia Peluso y que su hijo, Pablo, sea único candidato. A su vez, tanto en Marcos Paz como en Navarro, municipios conducidos por el peronismo, presentaron postulantes con boleta corta e irán por fuera de UP.
Si bien resignaron la banca a renovar en Diputados de la Nación, en la Legislatura bonaerense Noelia Saavedra irá como diputada por la Primera sección y Roberto Gandolfi en el séptimo lugar por la Quinta. “Nosotros no queremos pelear para meter un concejal y nada más, vamos a jugar para ganar. Tenemos construcciones valiosas que hemos realizado a lo largo de los años”, expresó un dirigente del Evita.