Los otros integrantes de la familia presidencial: estos son los perritos que pasaron por la Quinta de Olivos
La residencia que habita el primer mandatario junto a su familia durante su periodo de Gobierno, también fue habitada por sus simpáticos amigos de cuatro patas. Los caniches de Perón, el bóxer de los Kirchner, el collie de Alberto y, ahora, los mastines ingleses de Javier Milei, entérate la historia de los perritos presidenciales que habitaron el predio de 30 hectáreas
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La Quinta presidencial de Olivos es la residencia oficial del presidente de la Nación Argentina. Cada vez que un primer mandatario asume a su cargo, se muda allí junto a su familia durante los cuatro años de su gobierno. A la hora de realizar la mudanza, es imposible no considerar a los amigos de cuatro patas, por tal motivo, también desembarcan en Olivos las mascotas presidenciales.
Cabe destacar que la residencia ocupa 30 hectáreas y está ubicada en el partido de Vicente López, en la zona norte del área metropolitana de Buenos Aires, a 3,2 kilómetros (5-6 minutos en automóvil) de su acceso más cercano a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El gran predio, resulta una propiedad ideal para que los animales disfruten de su espacio al aire libre.
Unas quince familias presidenciales vivieron en Olivos durante los últimos 60 años y Juan Domingo Perón fue el único presidente que murió allí el 1 de julio de 1974. Desde 2019 viven en ella el presidente Alberto Fernández junto a su pareja Fabiola Yáñez y Francisco, el hijo de ambos. Sin embargo, el 10 de diciembre la propiedad quedará a disposición del presidente electo, Javier Milei.
Monito, Tinolita, Negrita y Canela, “los perritos bandidos” de Juan Domingo Perón
El líder político del movimiento peronista se mudó a la residencia de Olivos junto a sus caniches. Él mismo contaba que el simpático comportamiento de los perritos en medio de las reuniones de Estado lo distraía y le transmitía calma. A su vez, en más de una oportunidad, trabajó resolviendo asuntos de la nación con alguno de los peludos acostado en su regazo.
Perón tenía adoración por los animales, a tal punto que durante su mandato se ocupó de que ocupen un lugar principal en su agenda de actividades: en 1954 impulsó la Ley de Protección Animal (14.346), que fue pionera en América Latina y aún está vigente.
La jauría de Carlos Menem
Sin dudas, al Turco le encantaban los perros, pues decidió aprovechar el amplio espacio verde de la residencia para darse el gusto de tener 24 amigos de cuatro patas. El crecimiento de la manda fue paulatino, cuando se mudó a la Quinta de Olivos Menem llevó consigo dos pastores ingleses y los dos grandes daneses de su hijo Carlos Junior.
Al tiempo, sumó sharpeis, malteses y otros de menor tamaño. Su pasión por los caninos era tan reconocida que hasta le obsequiaban perritos para que los integre a su familia. Así sucedió con Xuxa, que le entregó un sharpei a modo de regalo.
Alex, el compañero fiel de Néstor y Cristina
Alex era un perro raza bóxer que perteneció a la familia de Néstor y Cristina Kirchner. Convivió con ellos en la casa de Río Gallegos y cuando se mudaron a la Quinta de Olivos el canino los acompañó. El animal falleció pero dejó descendientes: Martita, su hija y Rosita, su sobrina.
Simón, Cleopatra y Lolita, las otras mascotas de Cristina
El perro de raza mucuchíes de origen venezolano fue un obsequio del hermano del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez. Cristina lo llamó Simón, en homenaje a Simón Bolívar. Por su parte, Cleopatra una mini caniche toy, vivió con ella en Olivos hasta su fallecimiento, que conmovió tanto a Cristina que Máximo, le regaló a Lolita, otra caniche toy similar para que le haga compañía en ese difícil momento.
Balcarce, el compañero de Mauricio Macri que duró poco
El cachorro mestizo tomó trascendencia en las redes sociales de la campaña presidencial de Mauricio Macri en 2015. Tenía su propio perfil de Instagram, cuyo nombre de usuario era @elperritodelpro y en algunas de las publicaciones se lo veía acompañado del político. Muchos creyeron que el perro, de nombre Balcarce, había sido adoptado por el entonces candidato a presidente de Juntos por el Cambio, sin embargo, duró poco en la familia Macri.
Una vez que el dirigente ganó las elecciones la historia cambió. El animal mestizo vivió un tiempo con la familia de Mauricio y luego fue adoptado por Agustina Bonnecarrere, quien se desempeñaba como productora multimedia de las redes sociales de la presidencia y, además, era rescatista de perros de la calle.
Al tiempo, se supo que Balcarce había sido adoptado de un refugio de perros de Castelar por los dirigentes del PRO meses antes de que Macri asumiera la presidencia.
Dylan, el collie de Alberto Fernández
Es el perro que en este momento vive en la Quinta de Olivos, ya que es parte de la familia del presidente Alberto Fernández, el presidente de la Nación hasta el 10 de diciembre, cuando tenga que ceder su mandato al presidente electo, Javier Milei.
Dylan también tiene un perfil en Instagram, su nombre de usuario es @dylanferdezok y está verificado. Se lo podría considerar un influecer, ya que tiene más de 220 mil seguidores. "Mi mejor amigo es Alberto Fernández. Él me llamó así en honor a Bob Dylan. Soy un collie nacional y popular” se lee en la descripción de su biografía.
Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas: la familia de Javier Milei
Javier Milei no tiene hijos, pero supo conformar su familia junto a los peludos de cuatro patas. Desde sus primeras apariciones en los medios, el actual presidente electo habló de sus mascotas y lo importantes que eran para él. Los nombres que eligió para ellos no fueron casuales ni producto de su imaginación, sino que provienen de reconocidos economistas: Milton Friedman, Murray Rothbard y Robert Lucas.
Todos ellos son de raza mastín inglés, pero no porque Milei sea fanático de esa raza, la explicación es mucho más compleja. Lo cierto es que el primer compañero del líder libertario fue Conan y había desarrollado tanto cariño por él que cuando falleció a fines de 2017, decidió buscar la forma de tenerlo junto a él por más tiempo.
Así fue como llegó a un laboratorio en Estados Unidos especializado en clonación, para que puedan realizar replicas idénticas de quién fue su peludo amigo durante tanto tiempo. Como resultado de ese proceso, llegaron los cuatro perritos, a quién él denomina "nietitos" y que próximamente podrán disfrutar de las más de 30 hectáreas de la Quinta de Olivos.