Argentina
Martes, 16 abril 2024
POLICIA DE LA CIUDAD
12 de septiembre de 2018

La pesada herencia de una interna

A menos de un mes de la renuncia de Carlos Kevorkian a la jefatura de la Policía de la Ciudad se conocieron detalles de una interna entre funcionarios porteños y miembros de la fuerza. El enojo de Rodríguez Larreta por el descuido en la seguridad de los vecinos del distrito.

La pesada herencia de una interna - Revista Que

El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tiene ciertos vecinos con los que charla habitualmente cuando recorre el barrio en el que residen. En Pompeya, al sur de la Ciudad, esa persona es un pequeño comerciante, el dueño de una heladería que lleva varios años abierta al público. Sin embargo, en el último mes y medio le barretearon la entrada (rompieron la puerta) cinco veces y le sustrajeron la recaudación del día. 

Como además de tener buen vínculo con el mandatario es de los vecinos que participan de forma asidua de las reu-niones de comisarías cercanas, sabía a quién recurrir para solicitar que le coloquen un efectivo en la puerta. Según pudo reconstruir Qué de fuentes al tanto de la cuestión, el reclamo llegó a los despachos de la Ciudad mediante la Subsecretaría de Vínculo Ciudadano, que está a cargo de Juan Pablo Arenaza. Allí se explicó a la Secretaría de Seguridad, que maneja Marcelo D’Alessandro, de la situación, y que se trataba de una persona que les podía hacer pasar un papelón ante el alcalde porteño, quien suele sentarse a degustar un helado mientras conversa con el dueño del local. 

Todavía el comercio no tiene un efectivo en su puerta, por más que hubo varios llamados pidiéndolo. Larreta irá por allí en los próximos días a un encuentro con vecinos. Esa fue una de las primeras señales. Pero hubo otras. Durante la reunión de seguimiento de Seguridad en Uspallata, el titular del Ejecutivo capitalino observó algo que le llamó la atención: la cantidad de efectivos en la calle era considerablemente menor que la del mes anterior. “¿Cuál es el motivo de la diferencia?”, le preguntó al angelicista José Luis Giusti. El encargado del vínculo entre la Ciudad y el Ministerio de Seguridad Nacional le contestó que la razón era que había 200 efectivos de licencia, pero que se trataba de casos raros, porque no había motivos aparentes. “No suelo decir esto, pero te ordeno que esto esté solucionado en una semana”, le espetó el jefe de Gobierno. 

“Menos mal que no le mintió, porque Horacio se acuerda de cualquier cifra. Los que vienen con él desde la época de PAMI lo recuerdan. Si hay un cambio tenés que tener muy en claro el motivo de la varia-ción”, agregó una fuente ministerial.
 
Las dos anécdotas sirven para graficar un problema que recrudeció en el último tiempo en la Policía de la Ciudad: una interna de dos bandos. El primero responde al propio D’Alessandro, y el segundo se encontraba más cercano al exjefe de la fuerza, Carlos Kevorkian. La renuncia del exmandamás policial dejó como principal ganador al secretario de Seguridad, aunque no sin costos.
 
Si bien no tuvo repercu-sión externa, ya que no se registraron brotes de olas delictivas, dentro del ministerio la tensión “se cortaba con un cuchillo”. El motivo central era la forma 
de conducción y hasta dónde se avanzaba con la modernización de la fuerza. Mientras que Kevorkian quería que fuera más gradual, D’Alessandro procuraba que se dieran pasos más agigantados. 
 
“Hay que entender también que en el traspaso, en su momento, nos dejaron lo peorcito que tenía la Federal. La depura-ción iba a llevar su tiempo”, explicó una alta fuente gubernamental. Esta situación hizo que, a los ojos del jefe de Gobierno, subieran las acciones de Arenaza. “No es sólo cercano a Patricia Bullrich, sino que Horacio le termina consultando cosas para hacer hasta un doble chequeo de la situación”, expresaron desde el gabinete.
 
El aggiornamiento fue lo que se impuso en ese enfrentamiento, motivo por el cual Kevorkian renunció y comenzó su trámite jubilatorio. “Le costaba mucho seguir el paso de las nuevas tecnologías y lo que se busca acá adentro. Tanta resistencia hacía que fuera imposible que siguiera”, indicaron fuentes de la fuerza. Pero muchos de los efectivos, también siguen con el grito de guerra por la modificación de las circunscripciones. Es que a fines del año pasado se decidió que las comisarías comiencen a tener relación con el mapa de las 15 comunas y no con el sistema anterior. 
 
 
Los roces entre jefes, comisarios y autoridades gubernamentales hicieron que varios de los miembros de la Policía intentaran conseguir un nuevo traslado a la Federal. La respuesta de la Ciudad fue contundente: a los díscolos los enviaban, como castigo, a la excomisaría 34, conocida en la jerga como “la maldita” y ubicada, justamente, en Pompeya, muy cercana a la villa más peligrosa de la Ciudad: la 1-11-14.Las marchas se hicieron habituales, incluso llegó a haber una manifestación de cientos de oficiales frente a las oficinas de la sede de Gobierno, en calle Uspallata. En su reclamo pedían el “cese de la violencia institucional” y que se les permita el regreso a la Federal. 
 
La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, aprovechó la baja en la intensidad de la disputa que tenía con el alcalde porteño y no sólo respaldó a él, sino al propio Arenaza. “No hay chances de que haya retornos”, explicaron desde la cartera nacional.
Con la salida del exjefe de la Policía de la Ciudad, el Gobierno apunta a que esa situación se descomprima. En los planes no está estipulado que se apure a buscar un nuevo jefe, sino todo lo contrario, aprovecharán el tiempo que resta para una “depuración” más fuerte. Sin embargo, el heladero todavía no tuvo respuesta, y es posible que ventile todo con el jefe de Gobierno, que es lo que a muchos les da más pavor, por la posibilidad de quedar más expuestos.

LA NOTA COMPLETA EN LA EDICION #204 DE REVISTA QUE

Calle 44 Num. 372 La Plata, Buenos Aires. Argentina
+54 (0221) 4273709
Copyright 2024 Revista Qué
Todos los derechos reservados
By Serga.NET