Ese día debió ingresar a la Clínica Las Condes en Chile, donde permaneció dos semanas en coma, con un pronóstico devastador: la muerte o el estado vegetativo en caso de que despertara.
Su hemorragi...
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Ese día debió ingresar a la Clínica Las Condes en Chile, donde permaneció dos semanas en coma, con un pronóstico devastador: la muerte o el estado vegetativo en caso de que despertara.
Su hemorragia cerebral no cesaba y los médicos no veían su cura. Sus familiares y amigos consternados por la gravedad de la joven de origen chileno, comenzaron una cadena de oración que se extendió por las #Redes Sociales, y a la cual se unieron miles de personas de distintas partes del mundo.
Dos semanas más tarde, de manera asombrosa y frente a las pocas posibilidades existentes de seguir con vida, Antonia despertó del coma sin poder hacer otra cosa más que parpadear, teniendo que enfrentar una nueva y dura realidad que la marcaría para siempre.
Al principio no podía hablar, ni comer ni expresarse corporalmente, pero a medida que pasaban los meses y gracias a un intenso trabajo de médicos, enfermeros y profesionales de rehabilitación; fue recuperándose y aprendiendo a comunicarse mediante señales corporales.
La noticia de su progresiva mejoría fue recibida como un milagro para los miles de orantes por Antonia, quien se ha convertido en un ejemplo de lucha y en una inspiración para muchas personas que al igual que ella, han padecido las consecuencias drásticas de sufrir un derrame.
"Los milagros sí existen", ha dicho en numerosas ocasiones la joven, afirmando que lo peor y que lo mejor que le ha pasado en su vida ha sido precisamente esta enfermedad derivada del derrame, pues a pesar de ser consciente de que su vida jamás volverá a ser la misma.
"Me pregunté, por qué a mí? Pero lo encontré muy egoísta, y después me pregunté ¿por qué no a mí?", esta breve frase pone de manifiesto la esencia del mensaje que Antonia transmite.
Sin duda es un gran ejemplo de superación, ver su historia te llena de alegría. "Lo vi como una oportunidad para ver la vida de otra manera", sostuvo la joven.
En la actualidad, a más de cinco años de su internación, sigue en proceso de rehabilitación ante la secuela más grande del ACV que sufrió: la hemiparesia.
La hemiparesia que Antonia tiene en el lado derecho del cuerpo corresponde a una debilidad muscular, a una reducción de la fuerza, no a una parálisis del movimiento como en el caso de la hemiplejia.