Un año después, su mamá Ada Keating (98) se mudó a la residencia, para poder cuidar a su hijo. La situación que es muy poco común fue para sus allegados un gran acto de amor.
Tom, que fue el prime...
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Un año después, su mamá Ada Keating (98) se mudó a la residencia, para poder cuidar a su hijo. La situación que es muy poco común fue para sus allegados un gran acto de amor.
Tom, que fue el primero de cuatro hermanos, nunca se casó y siempre vivió con su mamá, por lo que su relación ha sido muy cercana.
"No importa la edad, nunca dejas de ser madre", dijo Ada al periódico local de Liverpool y relató como es su nueva rutina: "Todos los días voy a la habitación de Tom a darle los buenos días y las buenas noches".
"Cuando salgo a la peluquería, él está pendiente de mi regreso y cuando vuelvo me recibe siempre con los brazos abiertos para darme un abrazo", agregó.
Aunque los dos ya son de la tercera edad, en ocasiones Ada trata a su hijo como si se tratara de un adolescente. Más de alguna vez ha tenido que decirle a Tom que se comporte, cual niño travieso.
"Estoy feliz de ver a mi madre todos los días ahora que ella vive aquí. Ella es muy buena cuidando de mí", aseguró Tom.
En el asilo están sorprendidos con cómo se llevan los dos. "Es muy conmovedor ver la estrecha relación que tiene Tom y Ada, y estamos muy contentos de haber podido satisfacer sus necesidades", dice Philip Daniels, uno de los cuidadores de la residencia.
Los Keating son originarios de Wavertree, al sur de la ciudad. Ada y su esposo tuvieron cuatro hijos: Tom, Bárbara, Margi y Janet quien murió a los 13 años.
Tom Keating se desempeñó como pintor y decorador en construcción, mientras que su mamá fue enfermera auxiliar.
Su familia los visita regularmente en el hogar de ancianos, y dicen estar tranquilos de que ambos estén juntos y bajo cuidados las 24 horas del día.