Argentina
Martes, 19 marzo 2024
INFORME ESPECIAL
27 de julio de 2020

"La Seguridad es una deuda de la política"

El Subsecretario Técnico de la Secretaría Legal y Técnica de la Nación, Gonzalo Ruanova, habló con La Tecla acerca de la Reforma Judicial y las políticas de Seguridad. El "modelo Chocobar" y el debate sobre la Bonaerense. También se refirió a su proyección dentro del Frente de Todos en Vicente López.

El tema de la inseguridad volvió a instalarse en los medios y en la sociedad, luego del hecho violento ocurrido en Quilmes, donde un jubilado mató a uno de sus asaltantes. El debate sobre la legítima defensa se mezcla con el cuestionamiento a la Justicia y las dudas sobre el accionar del Estado en la tarea de prevención. Sobre este y otros temas dialogamos con Gonzalo Ruanova, actual Subsecretario Técnico de la Secretaría Legal y Técnica de la Nación.

El funcionario cuenta con una vasta experiencia en el área, habiendo sido Subsecretario de Seguridad Interior de la Nación y Jefe de Gabinete de la Jefatura de Gabinete de Ministros, bajo el mando del hoy presidente Alberto Fernández, ambos durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner.

El Gobierno trabaja en un proyecto de Reforma Judicial, un tema que siempre trae polémicas y críticas por parte de la oposición. ¿Qué aporta la iniciativa en cuanto a mejora de la calidad judicial?
-Desde la experiencia que tengo, por los cargos que ocupé, como el de secretario de Seguridad hace cuatro años, me tocó recorrer las 24 provincias y ver las realidades diferentes de cada lugar de Argentina. Si creemos que podemos ir haciendo soluciones parciales, no estamos entendiendo que Argentina tiene una complejidad territorial y de tipos de delito que requiere una Justicia Criminal descentralizada para combatir, en cada lugar, el tipo de delito que hay. No es lo mismo Salta que Rosario, no es lo mismo Rosario que la Ciudad de Buenos Aires y no es lo mismo ésta que el Conurbano.

¿Y qué es lo que falta?
-Lo que claramente está faltando es una justicia efectiva, que esté cerca de los vecinos, que cuando vayan sientan que se los puede atender y, sobre todo, le de respuestas. Además de la Policía que tiene que dar los mecanismos preventivos para que los vecinos se sientan cuidados.

Pareciera que es imposible salir de esa visión sesgada de jueces garantistas versus jueces punitivistas. ¿Hay manera de superar esto?
- Sí, por supuesto. A mí me parece que los debates de nombres personales, o los que se circunscriben solo a una mirada fría del Código Penal sin ver el contexto, son parciales y no solucionan los problemas. El último episodio público que vimos, el de este jubilado que se vio obligado a enfrentarse con cinco personas, que le ehibieron armas, que lo golpearon, la reacción del hombre fue en el contexto de emoción violenta que tenía, que no justifica de ninguna manera que un civil use un arma, porque es un peligro, principalmente, para el civil. Nosotros recomendamos siempre no armarse a los civiles, porque el uso del arma requiere una preparación y un equipamiento que un civil no tiene. Incluso los policías la mayor cantidad de muertes las tienen cuando vienen a trabajar, no con su uniforme de combate. Cuando tienen que usar el arma en condiciones en las que no se puede usar, terminan siendo heridos, o incluso muertos, porque actúan en condiciones que no son las correctas para intervenir.

Días atrás se produjo el hecho del jubilado en Quilmes, que mató a su asaltante, luego otro caso en Mar del Plata. Entiende cuando una parte de la sociedad piensa “si no tengo un arma, y la Policía no me defiende, ¿cómo hago?”
- Sí, sin dudas la reacción de la gente es una reacción instintiva y casi de última instancia, porque hay un déficit del Estado, del sistema de Justicia integral, donde la Policía y los militares son una herramienta más. Necesitamos que el municipio ilumine bien la zona, que haya presencia de agentes municipales para prevenir e informar, todos los sistemas deben funcionar tendiendo a darle al ciudadano la capacidad para que la respuesta no sea tomá un arma y defendete. La estadística muestra que quien tiene un arma en su casa termina más dañado, porque decidir usar un arma requiere una formación muy específica y condiciones necesarias para usarla. Yo entiendo que el jubilado, producto del miedo, de verse acorralado, la última instancia que tenía era defenderse, en un estado de emoción que será el fiscal quien lo analice. Ahora, la estadística es clara: cuando un civil compra un arma, en general se convierte más en un problema que en una solución.

 

Cuando las cifras de inseguridad suben, cuando las encuestas marcan más preocupación de la gente por estos temas, aparece otra vez el “modelo Chocobar”. Y ahí aparece el tema de la preparación de los agentes policiales.
- Primero hay que aclarar que no es lo mismo una personal civil, que no tiene estado policial, usando un arma con el permiso correspondiente que un funcionario público portando un arma y actuando. Acá tiene que haber una autocrítica muy fuerte de la política. La incorporación de personas a las fuerzas de Seguridad requiere una promoción, una capacitación y un equipamiento, además de las condiciones físicas y psíquicas para usar el arma. En el caso de Chocobar, estamos hablando de una persona que seguramente vive en condiciones socioeconómicas casi parecidas a las del delincuente que abatió. Y decidió usar el arma, creo yo, incluso sin la práctica de tiro correspondiente. Entonces, si evaluamos el contexto completo, no justifiquemos la acción de un policía comunal que le tira por la espalda a un delincuente. Ahora también entendamos que si tenemos una fuerza como la Policía Bonaerense, con 90 mil integrantes, necesitamos que todos ellos tengan la capacitación y los elementos necesarios para actuar. Si un funcionario dispara en la vía pública tiene que ser la última herramienta para defenderse él y, principalmente, defender a los vecinos.

En el espacio político que integra hay diferentes visiones respecto de la política en materia de Seguridad. ¿Es posible encontrar un equilibrio, un punto medio entre el gatillo fácil y la laxitud?¿Es un desafío para el Gobierno encontrarlo?
-Sí, sin dudas hay una discusión que está abierta y que excede al peronismo y al Frente de Todos, es de la política. Desde el 83 hasta acá, tras el retorno de la democracia, a la política en general le ha costado conducir a la policía y dar respuesta a uno de los temas más importantes de la agenda, que es el pedido de seguridad de nuestros vecinos. Para eso se requiere conducción de un modelo civil de la seguridad, ésto requiere funcionarios preparados, que estén en el territorio pero que no confundan la acción con la planificación y control. Pero, además, requiere que tengan claro que con impacto, con fotos, estereotipando con frases rimbombantes, no se soluciona nada.
 

¿Se refiere a la exministra Patricia Bullrich, concretamente?
- Mirá, la gestión de Patricia Bullrich, en cuatro años, nos muestran una ministra vestida de militar, quemando droga, estereotipando posiciones, buscando más impacto que soluciones. Pero si ves las estadísticas respecto al tema drogas, hay más detenidos por consumo personal y pequeñas mulas que de las grandes bandas criminales. Entonces yo le diría a Bullrich que la seguridad no se soluciona en un set de televisión, no se soluciona vistiéndose de militar, se soluciona trabajando y articulando con los demás estamentos del Estado.

¿Coincide con quienes creen que el peronismo tuvo y tiene un prurito respecto de la firmeza en materia de combate del delito, un miedo a la palabra represión, o a expresiones como mano dura?
-Sí, pero el gatillo fácil, la mano dura, la mano justa creo que simplifican la discusión. Claramente en nuestras barriadas, en Merlo, en José C.Paz, en Wilde, los vecinos que trabajan, que están en una zona carenciada, donde hay 5 millones de personas hacinadas, nos piden vivir en orden. Y no tenemos que tener miedo de vivir en orden, porque el orden defiende al que menos tiene, y el que menos tiene quiere vivir en un lugar seguro y que quien controle el territorio sea el Estado, porque si no está el Estado están las bandas paraestatales, que no solo se encargan de llevar la narcocriminalidad sino que después brindan servicios: sepelios, acompañamiento, protección. Cuando no está el Estado, los que mandan son ellos.

¿Fue un error haber desarticulado la Policía Federal?
-Yo soy porteño, aunque hace varios años vivo en Vicente López, fui legislador de la Ciudad de Buenos Aires, y te pueod contar lo que sucede donde vivo. Ahí conviven la Policía bonaerense, una guardia de control comunal que depende del intendente (Jorge) Macri y la Policía Federal. Si esa convivencia no es en una forma integral, teniendo un índice de policías por habitante que está entre los más altos de la región. Ahora, tenemos una calidad baja: le pagamos poco al policía, lo formamos poco, lo capacitamos mal y después le reclamamos como si tuviese un buen sueldo, una capacitación correcta y el equipamiento necesario, y eso no es así. Y tenemos que hacernos cargo desde la política.
 

Para muchos Chocobar aparece como un emergente de las deficiencias del sistema, por su mala preparación.
-Sin dudas, y me gustaría aclarar algo: Patricia Bullrich, que lo llevó a Chocobar a la Casa Rosada, se sacó fotos, se dedicó a exponerlo, después dejó de acompañarlo. Chocobar sigue viviendo en el mismo barrio donde vivía, en Avellaneda, vive con miedo, vive con un trauma muy importante porque disparar un arma y matar a una persona requiere un acompañamiento psicológico, y Patricia Bullricch se borró. Lo usó para hacer publicidad y no lo acompañó más. No darles a los policías preparación es exponerlos por estar en el luegar del hecho.

Alguien calificó a la Policía de la provincia de Buenos Aires como la mejor del mundo. Y también le colgaron el calificativo de “maldita Policía”. Tiene solución la Bonaerense?
-Sin dudas, pero las consignas vacías son para un impacto del momento. La Bonaerense tiene 90.000 integrantes y hay excelentes policías, y a los que usan el uniforme para delinquir hay que meterlos presos. Ahora, discutamos la escala salarial, discutamos la formación y capacitación y establezcamos un sistema de premios y castigos. El policía que actúa bien, que se forma y que se capacita tenemos que pagarle mejor para exigirle una tarea más eficiente.

Pareciera que es un cuerpo inmanejable, lleno de corrupción, encubrimiento, es la sensación que parte de la sociedad tiene.
-Sí, la verdad es que tenemos una deuda, que es grande porque ya van 27 años de democracia, y salvo el gobierno de (Alejandro) Armendáriz y Elva Roulet hubo gobiernos justicialistas, con el interregno de Vidal, y es cierto que hubo avance. A mí las reformas y la acción que llevó Cristian Ritondo en algunos aspectos me parece correcta, en otros creo que se quedó a mitad de camino. Pero gobernar 135 distritos, con las realidades diferentes que tiene la provincia de Buenos Aires, requiere un equipo grande y un diagnóstico correcto. No es lo mismo Carlos Casares que Vicente López, no es lo mismo Bahía Blanca que Merlo y no es lo mismo Avellaneda que Pigüé. Sobre esas realidades tenemos que trabajar con los intendentes, que conocen el territorio, y con la Policía para trabajar sonbre las verdaderas causas del delito. No es llevarse presos mulas o consumidores personales, es desarmar el poder económico de la narcocriminalidad. Y eso requiere a la Justicia y a la Policía.

En Vicente López desarrolla usted la actividad política. Está trabajando de cara al futuro  del Frente de Todos en el distrito que hoy gobierna Juntos por el Cambio? ¿Tiene aspiraciones hacia lo que viene?
-Sí, estamos trabajando con un grupo de compañeros, yo soy parte de un colectivo, donde están Joaquín Noya, Sofía Vanelli, Malena Cholakian. Rial, y estamos convencidos de que nuestra opción política va a mejorar la calidad de vida de los vecinos de Vicente López. Lo que decimos de Jorge Macri es que reconocemos que hay cosas que se han hecho bien, pero vemos que lo que hace es utilizar a Vicente López como un trampolín para una campaña provincial. Queremos un intendente que piense en Vicente López, y para eso necesitamos ordenar las prioridades, tener una mirada integral sobre las necesidadesd de Munro, de Florida, de parte de la gente que vive en los centros comerciales. Yo salgo por José Mármol, estoy cerca de Maipú, a unas cuadras de General Paz y yo, a la mañana cuando salgo a trabajar y cuando vuelvo, me genera miedo entrar a mi casa, que mis hijos vuelvan tarde. Yo los acompaño a hacer deportes a varios clubes, algo que fue gracias a la buena gestión de (el exintendente Enrique) "Japonés" García. Y hoy necesito mejor iluminación, necesito la presencia del Estado. Y necesito que el municipio en lugar de hacer publicidad para sostener la campaña de Jorge Macri a Gobernador, esté en el lugar donde están los hechos.
 

¿Piensa ir por la intendencia?
-No, esto es un proyecto colectivo, yo vengo a colaborar, a aportar mi experiencia en Seguridad por mi gestión pública, mi formación profesional como abogado, y hay muchos nombres que me encantaría acompañar. No solo a quienes hoy están en el Concejo Deliberante, sino sumar a nuevos actores de Vicente López. Y la mayoría circunstancial que tiene (Juntos por el Cambio) convierte al Concejo Deliberante en una escribanía. Se aprueban excepciones inmobiliarias, con nula legalidad,   y están cambiando la fisonomía de Vicente López solo pensando en negocios inmobiliarios y no en el ordenamiento urbano necesario.

¿Cómo fueron sus inicios en la política?¿Qué lo llevó a acercarse a la actividad partidaria?
-Siempre me motivó la política, entender que los cambios sociales son cambios colectivos, en el año 97 tenía 20 años y me acerqué siguiendo a alguien que respeto y admiro, como fue en ese momento Carlos "Chacho" Álvarez en la formación del Frente Grande. Trabajé en diferentes ámbitos públicos, me recibí de abogado, tengo mi estudio jurídico y además participo en el club Estrella Federal, donde mis hijos practican deportes, el club Vicente López donde mi hija juega al hockey, mientras que la más chica juega en Asturiano. Siempre fui militante político, circunstancialmente ocupo un cargo público, pero mi vocación es cambiarle la vida a los vecinos.

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